miércoles, 4 de noviembre de 2009

POR LA PAZ

Adolfo Pérez Esquivel

CARTA AL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS AL SER DESIGNADO PREMIO NOBEL DE
LA PAZ 2009 (*)


Buenos Aires, 15 de octubre (Por Adolfo Pérez Esquivel (*), ANC-UTPBA).-
Reciba el fraterno saludo de Paz y Bien. En primer lugar mis felicitaciones
por la designación como Premio Nóbel de la Paz 2009, esperando que la misma
contribuya a fortalecer la Paz en su país y el mundo, frente a los
conflictos y situaciones donde EE.UU. está involucrado y que pueda
contribuir a restablecer los lazos de cooperación y solidaridad entre los
pueblos.

Tengo que señalarle que me sorprendió la noticia de su designación. Sé de
sus valores humanistas y decisión de superar los graves problemas que
afectan a su país y el mundo.

Que quiere hacer realidad el sueño de Luther King, ese gran luchador por
los derechos civiles en su país, para superar las injusticias a fin que
todos y todas podamos sentarnos en la misma mesa de la fraternidad y
compartir el pan que alimenta el cuerpo y el pan que alimenta el espíritu y
construir los caminos de la libertad.

La Paz es la construcción permanente entre las personas y los pueblos, en
la diversidad y la unidad.

Sr. Presidente, EE.UU tiene grandes desafíos tanto en lo interno, como a
nivel internacional. Se necesitan decisiones políticas para superar los
conflictos armados que afectan a la humanidad y en los que su país está
involucrado.

No se ha logrado erradicar la tortura ni el cierre de las cárceles en
Guantánamo, que EE.UU tiene en Cuba y la de Abu Graib en Irak. Hasta el
momento no fue posible llevar adelante la decisión que usted ha manifestado
en reiteradas oportunidades: poner fin a la guerra en Irak y Afganistán.
Los pasos dados son muy débiles e incipientes.

En América Latina es urgente terminar el bloqueo inmoral e injusto contra
Cuba que ya lleva casi 50 años, la liberación de los 5 prisioneros cubanos
en los EE.UU y permitir la visita de sus familiares que hace 10 años no
logran la visa para poder ver a sus seres queridos, lo que viola el Derecho
Humanitario.

Si bien sus declaraciones son esperanzadoras es necesario concretarlas en
la práctica siendo coherente entre el decir y el hacer, y encontrar los
caminos alternativos de construcción social, cultural y político que
permitan cambiar las relaciones entre EE.UU y los pueblos, muchas veces
conflictivas y no de integración y respeto a la diversidad y soberanía de
otros pueblos.

La instalación de siete bases militares norteamericanas en Colombia, no
contribuyen a la Paz. Por el contrario intensifican los conflictos y ponen
en peligro las democracias en Latinoamérica.

Un ejemplo es el golpe de Estado en Honduras, que no podría haberse llevado
a cabo sin la participación del gobierno de EE.UU.

Sr. Presidente, Ud. está frente a grandes desafíos y bien sabe que no puede
asumirlos una sola persona. Los pueblos deben ser partícipes y
protagonistas de la construcción de nuevos paradigmas de vida y llegar a
hacer realidad sociedades más justas y fraternas.

Escuche la voz de los pueblos y no se deje manejar por quienes siempre
buscan privilegiar el capital financiero, imponer sus propios intereses,
económicos, políticos y militares, sobre la vida de la humanidad. Son
quienes destruyen el medio ambiente, las libertades ciudadanas y generan el
hambre, la pobreza y marginalidad.

Tenga presente que la FAO ha señalado que mueren por día más de 35 mil
niños de hambre en el mundo.

Usted, como Presidente de EE.UU y Premio Nóbel de la Paz tiene que optar y
decidir el camino a seguir: o continúa aumentando el presupuesto militar,
torturando e invadiendo otros pueblos, o está dispuesto a construir la Paz,
superar el hambre, el analfabetismo, la desigualdad social y construir un
“Nuevo Contrato Social” para la humanidad, de respeto e igualdad para todos
y todas.

Señor Presidente le deseo mucha fuerza y esperanza y espero que su
designación como Premio Nóbel de la Paz contribuya a fortalecer la
gobernabilidad en su país, fundamentalmente, lo reitero, para estar al
servicio de los pueblos y el mundo.

Aquellos que hemos sido galardonados con el Nobel de la Paz, esperamos
sumar esfuerzos y caminar juntos.

Esperamos con esperanza que sus próximos pasos y decisiones sean en la
dirección correcta.

Le reitero el saludo fraterno de Paz y Bien (ANC-UTPBA).

(*) Carta publicada por la Agencia La Oreja Que Piensa.

(*) Premio Nóbel de la Paz 1980.

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