jueves, 19 de noviembre de 2009

PARA COMPARTIR

El último fin de semana de octubre estuve en Córdoba.

Por Elena Arnaudin*

Cuando alguien escucha que te vas a Córdoba todos piensas que te vas de vacaciones. Pero esta vez no, no fueron vacaciones. Para mí y los que estuvieron conmigo fue algo mucho más importante. Pudimos compartir el homenaje a los compañeros desaparecidos de “Poder Obrero” un grupo de trabajadores de los años ‘70 que decidió que había que pelear por un país diferente, que se podía, que era posible y en eso pusieron todo, su militancia, su amor, sus alegrías y sus tristezas, su libertad y algunos hasta la vida.
Fue un encuentro, un reencuentro de jóvenes de los 70 cargado de muchas emociones que tuvo su punto culminante en el acto que se realizó en el centro clandestino de detención y tortura “La Perla” Era mi primera vez en “la Perla” la emoción es muy grande, a pesar de no haber vivido directamente esa etapa, las lagrimas ante las fotos de muchos, por La Perla pasaron 2.500; compañeras y compañeros muy jóvenes, no dejan de brotar.
Los sentimientos se mezclan y se confunden a cada momento: tristeza ante tantas vidas y tantos sueños truncados; la angustia de saber que de algunos de ellos ni siquiera se han podido encontrar fotos y no hay datos sobre su destino y de ver a las madres que recorren los lugares donde alguien les dijo que estuvieron sus hijos y los siguen buscando; la rabia y la impotencia por la impunidad y el accionar siniestro con que los milicos actuaban; y la alegría, si es que cabe en estos lugares, del reencuentro de los compañeros sobrevivientes que vuelven a evocar en anécdotas, situaciones a los que hoy no están y los datos van apareciendo ante cada uno de los que se encuentran y cada uno puede aportar de lo que recuerda.
Y el recuerdo trae al hoy lo que pasó y muchas veces se hace presente. A veces el recuerdo se hace dolor y otras muchas vuelve a traer los momentos vividos y la convicción de la lucha está ahí... A veces el recuerdo asoma tímidamente como queriendo evitar la certeza de lo que pasó.
Cada uno de ellos va marcando de los compañeros lo que eran, no solo como militantes si no también como “compañeros”, como personas, sin duda los mejores compañeros. Historias de vida, historia viviente.
Ese fin de semana tuve el privilegio de compartir un poco de esa historia, de estar con Laura Vilte, la hermana de Marina compañera maestra, que entre lágrimas y coplas, las mismas que ella cantaba en su celda para animar a los que en ese momento veían flaquear sus fuerzas , recordaba a los que no están por su lucha, por su tenacidad y por su obstinación en que todos leyeran, que estudiaran, por su convicción de que si luchaban podían y por su seguridad de que había que hacerlo entre todos y para eso había que estar preparados había que trabajar duro, los estudiantes , los obrero, el pueblo.
Con la compañera de Eduardo Requena, de quién recordaban que cuando los milicos lo estaban buscando, le pidieron que se fuera, que corría peligro su vida y el contestó que no se podía dejar solos a los compañeros, clara muestra de su entrega y su compromiso con sus ideales.
Pude aprender, y aprehender, mucho de lo que allí vivimos, me enseñaron que se puede, que hay que pelearlo, porque ellos a pesar de todo siguen luchando, siguen creyendo que es posible, que la construcción de un mañana mejor existe, porque ellos, las compañeras y compañeros que estaban recordando y homenajeando a los que hoy no están pero que siguen marcando un camino, siguen con los mismos sueños y trabajando día a día para que lo que decimos “MEMORIA, VERDAD y JUSTICIA” sea una realidad.
Para demostrar que es mentira que las utopías desaparecieron.
Para que la lucha de ABUELAS recuperando día a día alguno de los nietos que salvajemente fueron arrebatados y negados de su identidad, y de H.I.J.O.S., ejemplo para mucho de nosotros, que buscan con mucho trabajo, firmeza y sobre todo, mucho amor saber que paso con sus padres y a la vez que los responsables de esta barbarie tengan el castigo que merecen; tenga sentido.
Para que el “NUNCA MAS” que a veces repetimos tan livianamente se haga carne en todos, concientes de que todavía para eso falta mucho, pero que la tenacidad en el trabajo puede lograrlo.
Quise compartir con todos esta vivencia, en este momento en el que algunos nos quieren hacer creer que nada es posible, que todo está perdido y que no hay un mañana, que no podemos soñar con un país mejor y para todos, ellos los compañeros de los ’70, los setentistas como a veces se los nombra despectivamente, siguen siendo ejemplo de voluntad, de lucha, de compromiso y de amor. Para todos ellos mi respeto, mi homenaje y mi agradecimiento por lo que día a día nos siguen enseñando.
Y un agradecimiento especial a Olga, a Juan y a todos sus hijos, hermosa familia, que nos permitió compartir con ellos estos significativos momentos tan caros a sus sentimientos.
Y a todos los compañeros de Córdoba que nos recibieron como si nos conocieran de toda la vida, dando muestra cierta que la solidaridad, valor fundamental que practicaban los compañeros de los ’70 y que a muchos les significó hoy estar vivos, existe seguirá existiendo en tanto y en cuanto cada uno de nosotros se ocupe de practicarla.

* Secretaria de Organización de AGMER ( Asoc. Gremial del Magisterio de Entre Ríos ).

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